Un análisis sobre la relación de los acontecimientos ocurridos a nivel internacional durante la primera década que va del siglo XXI y la necesidad que advertimos de configuración y surgimiento de una nueva conciencia que la situación actual está requiriendo del ser humano.
El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano
Desde el inicio del siglo XXI con el detonante de las torres gemelas, se observa un largo índice de temas íntimamente relacionados. Retrospectivamente las cosas cobran sentido, por ejemplo el atentado de Atocha en el año 2004, casualidad o no en día 11; pero lo más coincidente es su argumento. Se trataba de no perder a España como aliado para promover y financiar la invasión a Iraq. Aunque la mentalidad española no resultó igual que la mentalidad americana y no se produjo el efecto deseado. Nada preocupante para sus promotores, ya que todo parece tener un componente experimental al más puro estilo del doctor Mengele.
El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano es una organización existente, la PNAC (Project for the New American Century) constituida en 1997. Sus miembros son viejos conocidos George W. Bush, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Jeb Bush, Richard Perle, Richard Armitage, Dick Cheney, etc. Este proyecto propone la dominación suprema, militar y económica, de la Tierra, el espacio y el ciberespacio por parte de Estados Unidos, así como el establecimiento de la intervención en los problemas mundiales (Pax American). Imperdible: el documental, “El nuevo siglo americano” de Massimo Mazzucco.
La demolición sigue, ahora con la crisis y las recomendaciones del FMI, como todos sabemos, se trata de desmantelar del estado del bienestar, más aquello que le dio origen. Un proyecto demolicionista que ya estaba claro para algunos antes de la crisis del capitalismo.
William Goodman, Eduardo Galeano, Ernesto Sabato, muchos otros venían denunciando esta situación vertiginosa que se abismaba demencialmente. Sus elocuentes palabras nutrieron foros mundiales a ritmo de capoeira. Todo sea dicho, foros con poca proyección, en el contexto de laxitud al que nos tenían acostumbrados organizaciones progresistas con muchos reparos a lo hora de explorar la raíz de la violencia creciente. Organizaciones que en general se encontraban instaladas en una parcela del sistema reservada para estos chicos altruistas, maniatadas por las subvenciones e inmersas en el onegeismo reinante.
Mientras tanto el siloísmo también era explicito, un movimiento mundial silenciado por un sistema que no veía posibilidad de integrarlo. “Está llegando el tiempo en que las mismas compañías, así como los campos y las ciudades, serán propiedad indiscutible de la banca. Está llegando el tiempo del Paraestado, un tiempo en el que el antiguo orden debe ser aniquilado”, apuntaba el Documento Humanista desde 1993.
Jean Ziegler denuncia el regreso al feudalismo en su libro “El imperio de la vergüenza” del año 2006. “Los nuevos sistemas capitalistas están dirigidos por las 500 multinacionales más poderosas del mundo. Y los atentados del 11-S provocaron una «aceleración dramática» del proceso de vuelta al sistema feudal”.
“Cuando decimos que la economía ya no es una actividad humana, sino simplemente la traducción de una realidad, de un número determinado de leyes naturales, lo que hacemos es expulsar al hombre de su papel como sujeto de la historia…” exponía el autor. “Los señores del imperio de la vergüenza organizan la escasez de servicios, de los capitales y de los bienes en función del máximo beneficio. Esta escasez organizada destruye cada año la vida de millones de hombres y mujeres sobre la tierra. En este «imperio de la vergüenza», gobernado por la escasez organizada, la guerra ya no es episódica sino permanente. Ya no equivale a un eclipse de la razón. Es la razón de ser del propio imperio.”
Antes del ataque contra Irak en marzo de 2003, el subsuelo mesopotámico ocupaba el segundo lugar en el rango de las reservas de petróleo conocidas hasta la fecha. Jean Ziegler apunta a los mismos promotores, los mismos miembros de la PANC, al frente de las sociedades transcontinentales como Halliburton, Chevron, Citybank, Monsanto, Texaco, Shell, General Dynamic…
Segundas partes nunca fueron buenas
En el 2011 las cosas se han complicado un poco más. Mientras una Europa obediente sucumbe al oscurantismo nuevos escenarios son preparados para la guerra; la realidad es triste, si no tienes bomba atómica estas en peligro.
La guerra se promueve a través de las redes sociales. “Estados Unidos desarrolla un programa para crear perfiles falsos en redes sociales”, anunciaba The Gardian el 17 de marzo.
“Estos perfiles, crearían clima de opinión favorable en temas que convienen al Gobierno de Estados Unidos, neutralizar comentarios contrarios a sus intereses y difundir informes favorables. Los detalles de esta denuncia apuntan a que las acciones se coordinan desde la base aérea MacDill en Florida, aunque los perfiles falsos están situados en diferentes puntos del mundo para ganar credibilidad y dar sensación de ser una línea de pensamiento activa y real” explicaba Jeff Jarvis, analista especializado en nuevas tecnologías, “se trata de un proyecto contrario a la libertad de expresión en Internet y destinada a controlar a la sociedad”.
Así se han fabricado las recientes revueltas en los países árabes. Se han experimentado distintas posibilidades y escenarios, según el país y según si el interés es geoestratégico, energético, etc. Especial fijación se ha puesto en la Jamahiriya Árabe Libia, a la que nunca occidente toleró su independencia.
Inversión experimental en genocidio
Según publicaba RIA Novosti el 12 de mayo Estados Unidos ya gastó unos 750 millones de dólares en la invasión de Libia. El secretario de la Fuerza Aérea de EEUU, Michael Donley, comentó en abril pasado que la operación aérea había costado 4 millones de dólares diarios.
La financiación se necesitó también para el traslado de tropas al teatro de operaciones. El precio de un misil de crucero "Tomahawk" se situaba entre un millón y un millón y medio de dólares. En el mes de marzo, sólo para inaugurar la operación Odisea al Amanecer la coalición lanzó sobre territorio libio 162 de estas delicias nucleares.
Otras fuentes como el National Journal apuntan a un coste estimado de esta guerra que podría superar los mil millones de dólares, con lo cual quizá estemos a 250 millones del fin de esta humanitaria guerra. Hay quien ve en ello un gran fracaso: ¿Qué pasa si Libia resiste a la invasión? ¿Quién pagará la entrada de tropas para rematar la faena? En cualquier caso no adelantemos acontecimientos. Otros países implicados en la invasión no se quedan atrás en sus facturas: Reino Unido, Francia, Italia, España, Canadá, Bélgica, Dinamarca, Noruega y Qatar.
La pregunta inevitable es ¿Qué esperarán obtener a cambio estas mentes criminales? ¿O simplemente se trata de llevar el rol de la obediencia al extremo?
“Hoy sabemos que el 11-S fue una tragedia. Sin duda por los 3000 inocentes que murieron en Nueva York y sus familiares, pero aun más por su aun más trágica y repugnante utilización para realizar planes estratégicos, barajados desde mucho antes, de intervención militar en Asia Central e Irak y destinados a afirmar el “siglo americano”. En Irak han muerto alrededor de un millón de personas. En Afganistán mueren anualmente tantos civiles como los inmolados en el 11-S neoyorkino. En Pakistán llevamos 30.000 muertos. Ahora se suma Libia, mientras Siria e Irán están en la trastienda…” citando a Rafael Poch en su artículo La Sharía de Occidente el 5 de mayo.
“Hablar de encrucijada en este contexto no es un capricho apocalíptico, sino algo bien concreto, real y racional” añade Rafael Poch.
¿Qué respuesta estamos dando?
En el siglo XIV se inventó el concepto de conciencia de clase. Una conciencia que se correspondía con una situación de proletariado a la que el ser humano había sido recluido. Sin embargo, Karl Marx tuvo la habilidad de convertir eso en un valor de unidad y en una fuerza social que dio origen a un gran periodo de revoluciones y a un sistema comunista enormemente menos violento que nuestro modelo actual.
¿Qué tipo conciencia es la que corresponde hoy en día? ...”Cuando todo está en manos de un sistema infinitamente poderoso y violento, que el éxito pertenece a los corruptos y los incapaces… En lugar de ser motivo de aceptación para nuestra condición de seres humillados y sometidos, debe convertirse en un estímulo fundamental para cambiar el estado de las cosas públicas”, decía Silo en 1999.
De momento no hay muchos signos de nueva conciencia. Demasiada obediencia es lo que vemos: gobiernos, medios de comunicación, organizaciones, individuos… Y algunos que han comenzado a reaccionar, rápidamente son tachados con el apelativo de moda del momento: “conspiranoicos”. Tenemos información fiable y contrastada a través de analistas como Michel Chossudovsky, Thierry Meyssan, Michel Collon, Manuel Freytas, Rafael Poch… Mientras los medios imponen su manipulación y colorida propaganda y la gente las digiere y las difunde sin pestañear.
Cito para concluir las mismas palabras de Edgar E. Quintero de su artículo en Rebelión referido a la PNAC en agosto de 2010: "No parecen vislumbrarse en el horizonte cercano mecanismos creíbles tendientes a evitar la posibilidad cierta de que ocurran estos espeluznantes eventos, tendría que renacer en el imperio y en otros países desarrollados una nueva conciencia, una nueva clase política totalmente opuesta a la actual que rechace los métodos que hoy prevalecen y que comparta con el resto del planeta la solidaridad y el sentimiento humanista por encima del deseo perverso de dominación. Aunque será muy difícil que este renacimiento ocurra, es necesario seguir luchando y levantando sin descanso las banderas de la justicia en todos los rincones del mundo, no debemos sucumbir sin dar batalla lo que está en juego no es poca cosa.”
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