En entrevista concedida a la radio La Voz de Rusia, el periodista francés Thierry Meyssan radicado en Damasco, pasa revista a los hechos más recientes de la operación de desestabilización contra Siria y analiza la posición del nuevo gobierno de Francia, que sigue confundiendo la propaganda de guerra con la realidad.
Thierry Meyssan (1957) periodista, investigador y activista político francés, autor de "La Gran Impostura" (2002) traducido a 27 idiomas, donde desmonta la versión oficial del los atentados del 11S y por la que fue declarado "persona non grata" en EE.UU. En 2008, luego de acusar al presidente Sarkozy de pertenencia a los servicios de inteligencia estadounidenses, emigra a Siria.
La Voz de Rusia. Señor Meyssan, gracias por estar con nosotros a través de las frecuencias de La Voz de Rusia. Usted se halla en pleno corazón de la actualidad del Medio Oriente. Está viendo el diario desarrollo de los acontecimientos y puede brindarnos su testimonio sobre la situación en Damasco. ¿Qué piensa usted de la aplicación del plan de Kofi Annan que, según su opinión, se inspiró ampliamente en la iniciativa del jefe de la diplomacia rusa Serguei Lavrov?
Thierry Meyssan. El plan de Kofi Annan retoma el plan de Lavrov. Lo único que se modificó fue una cláusula que tiene que ver con el estatuto de la prensa. Y fue una buena opción ya que el señor Lavrov había logrado llegar a un acuerdo con la Liga Árabe. Así que eso podía parecer una plataforma adecuada para la discusión. Sin embargo, en el momento mismo en que Lavrov negoció aquello con la Liga Árabe, el presidente de la reunión de la Liga en aquel momento, o sea el representante de Qatar, dio una conferencia de prensa, minutos después de la que dio Lavrov, en la que dijo cosas que estaban en total contradicción con el contenido del plan. Y hoy en día la situación sigue siendo la misma, o sea que todo el mundo dice estar de acuerdo con el plan Lavrov, que ahora es el plan Annan, pero ciertas partes del conflicto se expresan de una manera que no deja la menor duda sobre su rechazo a aplicarlo. Porque la base de esa idea, del plan de paz, es que todo el mundo tiene que cesar el fuego de manera unilateral, sin esperar a que los demás hagan algo para disminuir poco a poco. Ambos bandos tienen que dejar de disparar. En ese sentido, el ejército sirio ha hecho esfuerzos considerables, se ha retirado de las grandes ciudades, a pesar de las protestas de la gente, a pesar de las manifestaciones, no en contra el ejército sino de manifestaciones a favor del ejército, de gente que reclama la protección militar contra los grupos mercenarios. Y mientras tanto, del otro lado, no ha habido el más mínimo cese, siguen las acciones comando. Hay muchas acciones selectivas, ya sea para destruir la infraestructura, para asesinar a responsables del Estado o a personas que han expresado su apoyo al país.
¿Subsiste, en su opinión al menos una ínfima posibilidad de pacificación en Siria?
¡Sí! ¡Esa posibilidad es muy simple! Si se detiene el flujo de armas y de dinero proveniente del extranjero… Si se detiene el envío de mercenarios… Hay un flujo constante de mercenarios que cruzan la frontera con Turquía, como lo ha subrayado el representante de Rusia ante el Consejo de Seguridad. Combatientes que se hallaban en Libia han sido trasladados a Turquía, utilizando por cierto los recursos de la ONU. Se ha instalado un campamento de supuestos refugiados que es en realidad una base de retaguardia de este seudoejército sirio libre. Y esa gente está cruzando constantemente la frontera y viniendo a cometer crímenes en territorio sirio. Así que, si se detuviese ese apoyo a las bandas armadas… ¡no quedaría nada! Después, nos encontraríamos en una situación normal con un gobierno que cuenta con una amplia mayoría, con una oposición que existe, que tiene los medios para expresarse, que hace su trabajo de oposición, que propone cosas nuevas, etc. Habría un debate democrático, como sucede en muchos países. Ahora, cuando se reúne el Grupo de Contacto iniciado por Rusia, la cuestión que se plantea es saber si Estados Unidos… que es la potencia titular a la vez de Occidente y del Consejo de Cooperación del Golfo… ¿Va Estados Unidos a pedir a sus aliados que pongan fin a ese juego por debajo de la mesa ? O, por el contrario, ¿va a seguir estimulándolos a que sigan echándole leña al fuego?
Otra pregunta, por cierto mucho más delicada. Varios de nuestros colegas, periodistas de una televisión local, han sido salvajemente asesinados por el llamado Ejército Libre Sirio, respaldado por Turquía y las potencias occidentales. ¿Cree usted que están atacando a la prensa para crear un bloqueo mediático, para privar a la ciudanía de los países occidentales y árabes de cualquier tipo de información verídica? ¿Cuáles fueron los móviles de esos criminales?
Pienso que hay dos elementos que van juntos. Por un lado, durante los últimos veinte años hemos visto esos mismos hechos repetirse sucesivamente en Yugoslavia, en Afganistán, en Irak, en Libia y ahora en Siria. Hay potencias que sistemáticamente destruyen los medios de prensa de los países blancos de sus ataques. Y es sencillo. Detrás de eso están siempre Estados Unidos y la OTAN. Nadie más en el mundo se comporta de esa manera. No hay mayor enemigo de la libertad de expresión que Estados Unidos y la OTAN. Digan lo que digan, los propios hechos así lo demuestran.
En segundo lugar, en el caso particular de Siria se había previsto una inmensa campaña, sacando a los canales sirios de los satélites y sustituyéndolos con canales y programas previamente fabricados por la CIA, que durante los últimos meses ha creado varios canales satelitales. Así que la idea era transmitir imágenes ficticias filmadas en estudios, imágenes generadas por computadora para que pareciera que el Estado sirio estaba derrumbándose y para que la gente en Siria, cuando trataran de ver sus canales de televisión habituales, vieran otra cosa, con imágenes falsas. Y para que pensaran: “¡Se acabó, ya no hay nada que hacer! Hay que resignarse. La patria está perdida, está ocupada por fuerzas extranjeras.”
Eso no fue posible porque se produjo una increíble movilización en el mundo entero. Decenas de grandes diarios dedicaron páginas enteras a ese tema. Hubo cientos de sitios en Internet que transmitieron todos los detalles de esa operación.
Finalmente, NileSat se negó a sacar de su satélite los canales sirios. La Liga Árabe tuvo que echarse para atrás con ArabSat. Los sirios comenzaron a transmitir sus programas de televisión a través de nuevos satélites. Y finalmente, los sirios recurrieron al Consejo de Seguridad de la ONU con una carta muy importante sobre ese tema. Y, lo más importante, el señor Lavrov incluyó como punto número 1 de la agenda de la reunión del grupo de contacto el cese inmediato de la guerra mediática contra Siria.
La OTAN se vengó entonces de la siguiente manera: con el envío de un comando contra una estación de televisión instalada a unos 15 kilómetros a la salida de Damasco, de hecho, en el campo. Era un lugar que no contaba con sistema de defensa. El comando llegó –estamos hablando de gente con sistemas de visión nocturna y todo lo demás. Mataron a los guardias. Sólo había 4 guardias. Entraron en la instalación. Capturaron a 3 presentadores, los amarraron y los ejecutaron allí mismo. Después, incendiaron y volaron las instalaciones. Aquello está ahora en ruinas. Sólo queda en pie un solo edificio.
Hay que repetirlo. Esto no es nuevo. Estados Unidos y la OTAN vienen haciendo esto en todas partes desde hace 20 años. Es increíble porque los mismos que cometen estos actos de barbarie luego se presentan en las organizaciones internacionales como los defensores de la libertad de expresión. ¡Es el mundo al revés! ¡La realidad nos dice lo contrario de las palabras! Y para nosotros los periodistas, es imposible vivir así. Es evidente que todo el que quiera oponerse a este imperialismo y se encuentre en un país que no disponga de grandes medios para defenderse está actualmente en peligro.
¿Qué puede decirnos de la posición de Francia hacia Siria? Se ve a Francois Hollande navegando sin rumbo para donde lo lleve el viento, zigzagueando constantemente como si no supiera a qué santo encomendarse… ¿Qué puede decirnos usted?
Usted lo ha dicho. Francois Hollande zigzaguea sin rumbo fijo. O sea, él mismo no sabe cuál es su política, sólo está tratando de mantenerse en movimiento. Él se da cuenta de que la posición oficial sobre Siria es insostenible. Pero es incapaz de adoptar una posición diferente. Acepta que Francia continúe, como en la época de Sarkozy, caminando detrás de Estados Unidos. ¿Cómo podría él trazar una nueva política en esas condiciones? Tiene a su lado a los responsables del ministerio de Relaciones Exteriores, los diplomáticos franceses no dejan de repetirle que estamos cometiendo un error muy grave en Siria, que normalmente Francia y Siria deberían ser aliados, como era en el pasado. Francia fue la potencia que ejerció aquí un mandato en el periodo intermedio de las dos guerras mundiales. Hay una incapacidad de adaptación a la situación y esa incapacidad se puso claramente de manifiesto en el primer encuentro de Francois Hollande y Vladimir Putin en París. ¡En realidad fue algo bastante grotesco! Los dos jefes de Estados hicieron una lista de temas que abordar, entre los que se hallaba Siria, que ocupó gran parte de la discusión. ¡Es vergonzoso! ¡No hubo ningún acuerdo! ¿Por qué? Porque sobre cada tema Vladimir Putin expresaba las demandas de Rusia de forma argumentada: “Queremos esto, por esto y esto.” Y exponía sus argumentos. Y tenía enfrente un Francois Hollande que le respondía: “Nosotros pensamos que…” ¡Sin argumentos! O sea, no hay nada que negociar. No es más que el enfrentamiento de posición abierta con un punto de vista limitado. Y cuando se abordó específicamente la cuestión siria… ¡aquello fue más ridículo aún! Porque el presidente francés mencionó 16 000 muertos cuya responsabilidad se atribuye al gobierno, etc. El presidente Putin le preguntó: “Pero, ¿de dónde saca usted esas cifras, del Observatorio Sirio de Derechos Humanos? Nosotros le enviamos a nuestro embajador en Londres. Él vio a esa gente. Es un vendedor de kebab, con una tiendecita. ¿Esa es la fuente de los servicios de inteligencia franceses? Rusia, mientras tanto, ¡tiene 100 000 rusos por todo el territorio sirio! ¡No se nos escapa nada! ¡Podemos verificarlo todo! ¡Y podemos decirle, por supuesto, que lo que cuenta ese vendedor de kebab en Londres no tiene ningún valor!”
La Voz de Rusia. Señor Meyssan, gracias por estar con nosotros a través de las frecuencias de La Voz de Rusia. Usted se halla en pleno corazón de la actualidad del Medio Oriente. Está viendo el diario desarrollo de los acontecimientos y puede brindarnos su testimonio sobre la situación en Damasco. ¿Qué piensa usted de la aplicación del plan de Kofi Annan que, según su opinión, se inspiró ampliamente en la iniciativa del jefe de la diplomacia rusa Serguei Lavrov?
Thierry Meyssan. El plan de Kofi Annan retoma el plan de Lavrov. Lo único que se modificó fue una cláusula que tiene que ver con el estatuto de la prensa. Y fue una buena opción ya que el señor Lavrov había logrado llegar a un acuerdo con la Liga Árabe. Así que eso podía parecer una plataforma adecuada para la discusión. Sin embargo, en el momento mismo en que Lavrov negoció aquello con la Liga Árabe, el presidente de la reunión de la Liga en aquel momento, o sea el representante de Qatar, dio una conferencia de prensa, minutos después de la que dio Lavrov, en la que dijo cosas que estaban en total contradicción con el contenido del plan. Y hoy en día la situación sigue siendo la misma, o sea que todo el mundo dice estar de acuerdo con el plan Lavrov, que ahora es el plan Annan, pero ciertas partes del conflicto se expresan de una manera que no deja la menor duda sobre su rechazo a aplicarlo. Porque la base de esa idea, del plan de paz, es que todo el mundo tiene que cesar el fuego de manera unilateral, sin esperar a que los demás hagan algo para disminuir poco a poco. Ambos bandos tienen que dejar de disparar. En ese sentido, el ejército sirio ha hecho esfuerzos considerables, se ha retirado de las grandes ciudades, a pesar de las protestas de la gente, a pesar de las manifestaciones, no en contra el ejército sino de manifestaciones a favor del ejército, de gente que reclama la protección militar contra los grupos mercenarios. Y mientras tanto, del otro lado, no ha habido el más mínimo cese, siguen las acciones comando. Hay muchas acciones selectivas, ya sea para destruir la infraestructura, para asesinar a responsables del Estado o a personas que han expresado su apoyo al país.
¿Subsiste, en su opinión al menos una ínfima posibilidad de pacificación en Siria?
¡Sí! ¡Esa posibilidad es muy simple! Si se detiene el flujo de armas y de dinero proveniente del extranjero… Si se detiene el envío de mercenarios… Hay un flujo constante de mercenarios que cruzan la frontera con Turquía, como lo ha subrayado el representante de Rusia ante el Consejo de Seguridad. Combatientes que se hallaban en Libia han sido trasladados a Turquía, utilizando por cierto los recursos de la ONU. Se ha instalado un campamento de supuestos refugiados que es en realidad una base de retaguardia de este seudoejército sirio libre. Y esa gente está cruzando constantemente la frontera y viniendo a cometer crímenes en territorio sirio. Así que, si se detuviese ese apoyo a las bandas armadas… ¡no quedaría nada! Después, nos encontraríamos en una situación normal con un gobierno que cuenta con una amplia mayoría, con una oposición que existe, que tiene los medios para expresarse, que hace su trabajo de oposición, que propone cosas nuevas, etc. Habría un debate democrático, como sucede en muchos países. Ahora, cuando se reúne el Grupo de Contacto iniciado por Rusia, la cuestión que se plantea es saber si Estados Unidos… que es la potencia titular a la vez de Occidente y del Consejo de Cooperación del Golfo… ¿Va Estados Unidos a pedir a sus aliados que pongan fin a ese juego por debajo de la mesa ? O, por el contrario, ¿va a seguir estimulándolos a que sigan echándole leña al fuego?
Otra pregunta, por cierto mucho más delicada. Varios de nuestros colegas, periodistas de una televisión local, han sido salvajemente asesinados por el llamado Ejército Libre Sirio, respaldado por Turquía y las potencias occidentales. ¿Cree usted que están atacando a la prensa para crear un bloqueo mediático, para privar a la ciudanía de los países occidentales y árabes de cualquier tipo de información verídica? ¿Cuáles fueron los móviles de esos criminales?
Pienso que hay dos elementos que van juntos. Por un lado, durante los últimos veinte años hemos visto esos mismos hechos repetirse sucesivamente en Yugoslavia, en Afganistán, en Irak, en Libia y ahora en Siria. Hay potencias que sistemáticamente destruyen los medios de prensa de los países blancos de sus ataques. Y es sencillo. Detrás de eso están siempre Estados Unidos y la OTAN. Nadie más en el mundo se comporta de esa manera. No hay mayor enemigo de la libertad de expresión que Estados Unidos y la OTAN. Digan lo que digan, los propios hechos así lo demuestran.
En segundo lugar, en el caso particular de Siria se había previsto una inmensa campaña, sacando a los canales sirios de los satélites y sustituyéndolos con canales y programas previamente fabricados por la CIA, que durante los últimos meses ha creado varios canales satelitales. Así que la idea era transmitir imágenes ficticias filmadas en estudios, imágenes generadas por computadora para que pareciera que el Estado sirio estaba derrumbándose y para que la gente en Siria, cuando trataran de ver sus canales de televisión habituales, vieran otra cosa, con imágenes falsas. Y para que pensaran: “¡Se acabó, ya no hay nada que hacer! Hay que resignarse. La patria está perdida, está ocupada por fuerzas extranjeras.”
Eso no fue posible porque se produjo una increíble movilización en el mundo entero. Decenas de grandes diarios dedicaron páginas enteras a ese tema. Hubo cientos de sitios en Internet que transmitieron todos los detalles de esa operación.
Finalmente, NileSat se negó a sacar de su satélite los canales sirios. La Liga Árabe tuvo que echarse para atrás con ArabSat. Los sirios comenzaron a transmitir sus programas de televisión a través de nuevos satélites. Y finalmente, los sirios recurrieron al Consejo de Seguridad de la ONU con una carta muy importante sobre ese tema. Y, lo más importante, el señor Lavrov incluyó como punto número 1 de la agenda de la reunión del grupo de contacto el cese inmediato de la guerra mediática contra Siria.
La OTAN se vengó entonces de la siguiente manera: con el envío de un comando contra una estación de televisión instalada a unos 15 kilómetros a la salida de Damasco, de hecho, en el campo. Era un lugar que no contaba con sistema de defensa. El comando llegó –estamos hablando de gente con sistemas de visión nocturna y todo lo demás. Mataron a los guardias. Sólo había 4 guardias. Entraron en la instalación. Capturaron a 3 presentadores, los amarraron y los ejecutaron allí mismo. Después, incendiaron y volaron las instalaciones. Aquello está ahora en ruinas. Sólo queda en pie un solo edificio.
Hay que repetirlo. Esto no es nuevo. Estados Unidos y la OTAN vienen haciendo esto en todas partes desde hace 20 años. Es increíble porque los mismos que cometen estos actos de barbarie luego se presentan en las organizaciones internacionales como los defensores de la libertad de expresión. ¡Es el mundo al revés! ¡La realidad nos dice lo contrario de las palabras! Y para nosotros los periodistas, es imposible vivir así. Es evidente que todo el que quiera oponerse a este imperialismo y se encuentre en un país que no disponga de grandes medios para defenderse está actualmente en peligro.
¿Qué puede decirnos de la posición de Francia hacia Siria? Se ve a Francois Hollande navegando sin rumbo para donde lo lleve el viento, zigzagueando constantemente como si no supiera a qué santo encomendarse… ¿Qué puede decirnos usted?
Usted lo ha dicho. Francois Hollande zigzaguea sin rumbo fijo. O sea, él mismo no sabe cuál es su política, sólo está tratando de mantenerse en movimiento. Él se da cuenta de que la posición oficial sobre Siria es insostenible. Pero es incapaz de adoptar una posición diferente. Acepta que Francia continúe, como en la época de Sarkozy, caminando detrás de Estados Unidos. ¿Cómo podría él trazar una nueva política en esas condiciones? Tiene a su lado a los responsables del ministerio de Relaciones Exteriores, los diplomáticos franceses no dejan de repetirle que estamos cometiendo un error muy grave en Siria, que normalmente Francia y Siria deberían ser aliados, como era en el pasado. Francia fue la potencia que ejerció aquí un mandato en el periodo intermedio de las dos guerras mundiales. Hay una incapacidad de adaptación a la situación y esa incapacidad se puso claramente de manifiesto en el primer encuentro de Francois Hollande y Vladimir Putin en París. ¡En realidad fue algo bastante grotesco! Los dos jefes de Estados hicieron una lista de temas que abordar, entre los que se hallaba Siria, que ocupó gran parte de la discusión. ¡Es vergonzoso! ¡No hubo ningún acuerdo! ¿Por qué? Porque sobre cada tema Vladimir Putin expresaba las demandas de Rusia de forma argumentada: “Queremos esto, por esto y esto.” Y exponía sus argumentos. Y tenía enfrente un Francois Hollande que le respondía: “Nosotros pensamos que…” ¡Sin argumentos! O sea, no hay nada que negociar. No es más que el enfrentamiento de posición abierta con un punto de vista limitado. Y cuando se abordó específicamente la cuestión siria… ¡aquello fue más ridículo aún! Porque el presidente francés mencionó 16 000 muertos cuya responsabilidad se atribuye al gobierno, etc. El presidente Putin le preguntó: “Pero, ¿de dónde saca usted esas cifras, del Observatorio Sirio de Derechos Humanos? Nosotros le enviamos a nuestro embajador en Londres. Él vio a esa gente. Es un vendedor de kebab, con una tiendecita. ¿Esa es la fuente de los servicios de inteligencia franceses? Rusia, mientras tanto, ¡tiene 100 000 rusos por todo el territorio sirio! ¡No se nos escapa nada! ¡Podemos verificarlo todo! ¡Y podemos decirle, por supuesto, que lo que cuenta ese vendedor de kebab en Londres no tiene ningún valor!”
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