Por Raül Woo | cehBcn | publicado enFoc |
Con la vuelta a la actividad escolar en México DF, al menos en los establecimientos desinfectados, y habiéndose ya reemprendido la actividad económica luego de cumplir con el protocolo de paralización total, termina al parecer el primer acto de la crisis sanitaria internacional de gripe A/H1N1 que comenzara oficialmente el 24 de abril.
En estos quince días hemos asistido a la escenificación del primer movimiento de un nuevo Evento global, una "pandemia que podría afectar a un tercio de la humanidad" según declarara últimamente un alto representante de la OMS.
Ha sido tan brutal el shock mediático, que ha logrado desplazar del foco durante una quincena a la crisis económica, trasladando la atmósfera de miedo e incertidumbre al terreno sanitario. Cabe hacer ahora un resumen del relato y sus contradicciones, segun los medios de comunicación y de cómo fuimos asistiendo a la caracterización de los personajes y temas de la trama, tratando de entender la dirección del argumento que se nos presenta.
En la semana anterior al comienzo de la campaña hubieron tres hechos inquietantes: uno, la circulación en las redes opuestas al proyecto antitotalitario del Nuevo Orden Mundial de la grabación del programa The Power Hour, en el que una funcionaria anónima denunciaba por teléfono una operación secreta gubernamental de distribución de patógenos refrigerados en distintas ciudades de EEUU. El video causó bastante alarma, más aún cuando fue suprimido por YouTube y Vimeo. Dos, la prensa informó del robo de tres bidones de armamento biológico del USAMRIID, principal laboratorio del Ejército estadounidense en Fort Detrick , Maryland –con stocks de antrax, ébola y peste– hecho que permitía interpretarlo como un ataque biológico inminente. Tres, luego de la visita de Obama a México del 16 y 17 de abril, el director del Museo de Antropología anfitrión en su recorrida por el museo, moría repentinamente de una neumonía, o un ataque cardíaco según las versiones, lo que obligó a la Casa Blanca a confirmar la buena salud del Presidente, a pesar que algunos de sus guardaespaldas habían contraído infecciones.
El 24 la OMS, asumiendo plenamente el papel de Ministerio de Salud Mundial y respaldado por el CDC de Atlanta en la gestión de análisis y confirmaciones, emite el primer comunicado sobre el "Síndrome gripal en los EEUU y México". (Si el virus es algo nunca visto ¿por que la OMS le llama "H1N1", el mismo nombre que el de la gripe española?)
A partir de entonces tenemos a todos los medios de comunicación, grandes y pequeños, presentándonos al villano global, un nuevo virus combinado de porcino de tres continentes, aviar y humano, creado según los expertos en laboratorio, o mutado espontáneamente en granjas industriales de cerdos. Responsable del actual brote en Norteamérica, es sistemáticamente comparado con el causante de la pandemia de gripe española que, en 1918 y 1919, produjo entre 50 y cien millones de muertos. (Aunque nunca se aclara que en esa época no se contaba con antibióticos que pudieran prevenir las infecciones derivadas, a las que hoy se atribuyen aquella extraordinaria mortandad).
Tenemos un baile inicial de números de casos de infección confirmados, sospechosos y desestimados así como de víctimas mortales, a la par que va creciendo la cantidad de países desde los dos iniciales a los 30 actuales. (En ningún caso se efectúa una comparación epidemiológica, como para establecer una proporción, con las otras actuales como la malaria –uno a tres millones de muertos anuales– o la gripe común –un cuarto a medio millón de fallecimientos anuales). Con el correr de los días la OMS va marcando el tempo dramático incrementando las fases de alerta hasta llegar al nivel 5 en la escala de 6.
Tenemos al gobierno mexicano que militariza inmediatamente la crisis sanitaria decretando el 25 de abril el estado de emergencia que permite la internación y aislamiento de ciudadanos, inspección de viajeros, entrada en viviendas y locales, control de todos los sectores y estamentos de la administración pública incluidos los medios de comunicación. El ejército ocupa el Distrito Federal para repartir mascarillas (¿es que en México no existen la Cruz Roja u otras organizaciones voluntarias y sociales?) y se suspenden actividades públicas hasta la paralización total de la ciudad durante cinco días. Calderón recomienda a los más de veinte millones del DF "no salir de sus casas."
Tenemos a Cuba, Argentina, Perú y Ecuador suspendiendo el tráfico aéreo con México, Sarkozy tratando de hacer lo mismo desde la UE, China poniendo en cuarentena un hotel con turistas, Egipto sacrificando su ganadería porcina y Rusia suspendiendo la importación de cerdos españoles. En especial el turismo y las líneas aéreas mexicanas son duramente castigados económicamente por las cancelaciones y los mismos ciudadanos mexicanos tratados como apestados en EEUU y otras partes del mundo.
Desde un análisis anticapitalista se responsabiliza a la gran industrias pecuaria porcina y farmacéutica como agentes y o beneficiarios de la crisis, específicamente el criadero industrial de cerdos Granjas Carroll propiedad del gigante Smithfield Farms, con sus lagunas fecales en La Gloria, que no admitieron ninguna responsabilidad en los primeros caso de gripe y neumonía en Veracruz. Por su parte, las farmacéúticas que comercializan los medicamentos para tratamientos de infecciones por gripe porcina, Roche el Oseltamivir bajo la marca Tamiflú –desarrollado por Gilead del siniestro Donald Rumsfeld– y Glaxo el Zanamivir, a mediados de abril presenciaban el desplome de sus acciones y ahora son un valor en alza. (¿No nos habían dicho que el Tamiflú era contra la gripe aviar y que el H1N1 es un virus nuevo?)
Sintetizando: si bien en los temas científicos permanecemos en la confusión inicial –¿arma biológica desarrollada en laboratorio o pocilgas industriales insalubres? ¿por qué la mortandad ha sido más acusada en México que en EEUU o Canadá?– en los temas políticos ya nos vamos aclarando, este primer acto escenificado en la capital mexicana, ha producido un importante shock mediático asentando la siguiente verdad oficial en los telespectadores de todo el mundo: pandemia = OMS = ejército y estado de excepción.
Por descontado que Roche y Glaxo hacen su negocio, pero las enormes pérdidas de otros importantes sectores también capitalistas como el turismo, el aerotransporte, etc. permiten entrever que el Evento excede las sucias maquinaciones de las farmacéuticas. Las desproporcionadas medidas militares en México y la enorme campaña de saturación desinformativa, injustificadas frente a la relativa benignidad de la enfermedad parecen revelar una operación de política cognitiva a gran escala.
La OMS acaba de advertir que esta primera ola no ha sido lo grave que se preveía pero, en los países de Sur, podría agravarse en la estación propia de la gripe común y, habiéndose expandido también hacia Oriente podría combinarse con la gripe aviar y mutar hacia una forma más agresiva. Aseguran que, como en 1918, sobrevendría una segunda ola de una letalitad acrecentada en el otoño e invierno septentrional. (Para entendernos, mas o menos en los meses cuando se prevé que la economía de EEUU se desfonde y se generalicen los disturbios sociales).
Por el momento este ha sido sólo el primer acto, un gran ensayo de las líneas de acción de los actores protagónistas –OMS, México, EEUU, agencias y grandes medios de desinformación, ministerios de salud, ejército– de puesta en situación de los actores secundarios –cuerpos de seguridad, sanitarios, buenos ciudadanos colaboradores, etc.– así como de calibración los posibles antagonistas –reacción ciudadana, medios de información, estados independientes, etc.
En EEUU, mientras algunos medios rescatan las bondades de la crisis sanitaria como impulsora del proyecto globalizador, se comienza a anunciar que la contención de la epidemia conllevará necesariamente "algunos recortes de libertades civiles": vacunaciones obligatorias, insumisión sanitaria penada, ocupación militar y cercado de ciudades, suspensión de actividades multitudinarias, prohibición de reuniones... Se dirá que las extraordinarias medidas de excepción del Presidente Calderón consiguieron contener la epidemia en México, mientras que el laxismo preventivo en EEUU permitió que se expandiera. Ahora que la cantidad de infecciones estadounidenses supera ampliamente a las mexicanas y se informa de la primera muerte en Canadá y Costa Rica, el guión da un giro hacia el segundo acto.
Conclusión coloquial: Cuando veas la columna de transportes militares entrando en tu ciudad, tu vecino –seguramente un gran telespectador– te dirá convencido "¡Al fin llega el Ejército a frenar la epidemia!"
Investigación, análisis y opinión del humanismo contemporáneo
Gripe A/H1N1: Fin del primer acto
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