Mientras Barack Obama justifica los ataques y da su apoyo incondicional a su homólogo israelí Netanyahu, Europa se debate entre furibundas crisis. Algunos gobiernos han tomado la decisión de salir de la crisis a través de la vía de la guerra, otros se desarticulan y Alemania, a contracorriente, encuentra a Merkel intentando levantar su gobierno.
El gobierno de Angela Merkel está en pronunciada debacle desde hace tiempo, su acuerdo hace algunos meses con las compañías eléctricas alargándoles los plazos de utilización de las centrales nucleares fue un plato indigesto que la población germana no quiso tragar.
Luego de que Fukushima evidenciara los peligros de la energía atómica, el pueblo alemán ha salido a la calle y el gobierno intenta pilotar la tormenta.
“Si no sabes qué hacer, crea una comisión”, ironiza el Hamburger Abendblatt. A lo que la primer ministro respondió con la confección de dos: una ética, buscando encontrar una salida de lo nuclear para el 2020 sin contratiempos y otra de evaluación de las centrales en funcionamiento, cuyos miembros ya han manifestado que el plazo que les propusieron de tres meses es insuficiente y que necesitan realmente de dos años para poder hacer un estudio serio. ¿Dos años con las centrales apagadas? Las eléctricas aseguran que eso no es posible, mientras amenazan con no pagar impuestos por los reactores que nos estén operativos.
También se ha desatado un conflicto con Francia, por la central de Cattenom a 25 kilómetros de la frontera alemana y que en sus 25 años de historia ha tenido 750 incidentes declarados. El gobierno francés pretende utilizarla hasta el año 2050, lo que despierta el rechazo del lado germano, que podría provocar incluso el cambio de signo político de la región del Sarre, dirigida desde 1952 por el CDU, el partido de Angela Merkel.
“Verdes y socialdemócratas llaman a convertir las elecciones del domingo en Baden-Württemberg en un plebiscito sobre el futuro de la energía nuclear” apostilla Rafael Poch en La Vanguardia.
Alemania, que se abastece de energía rusa, no necesitó sumarse al ataque contra Gadaffi. Los gobiernos británico y francés deben hacer frente a los acuerdo firmados con el dictador y que ponen en peligro la estabilidad de sus megapetroleras BP y Total. La compañía inglesa ha hecho inversiones por más de 15 mil millones de libras esterlinas y sabe que puede sacar mejor provecho de este dinero si tiene un gobierno libio dependiente y agradecido con el esfuerzo realizado por la Armada Británica.
Es curioso que un país en bancarrota sea capaz de embarcarse en una guerra sólo para proteger el negocio petrolero, es una clara muestra de la importancia estratégica y económica del oro negro.
Libia tiene el 3,5 % de las reservas mundiales, lo cual es más del doble de las reservas que tiene, por ejemplo, Estados Unidos, otro país muy interesado en controlar de cerca los recursos energéticos planetarios y que le permite cerrar el círculo después de Irak y Siria para acercarse a los pozos de Sudán y más tarde Irán. Al menos esos son los planes que denuncia el general retirado Wesley Clark en Democracy Now!
La crisis financiera
Por otro lado las economías europeas siguen en crisis y las negociaciones son permanentes en Bruselas acordando y desacordando canjes y préstamos en todas las direcciones imaginables.
José Sócrates, presidente portugués, se vio presionado por el pueblo a presentar su renuncia, aunque sigue siendo él el interlocutor frente a la Comisión Europea. Es interesante remarcar que Bélgica lleva dos años sin presidente, luego de la disolución del consejo de ministros, la inercia democrática permite que el país siga funcionando, aunque con la amenaza de la fragmentación con la lucha interna entre Wallones y Flamencos.
El terremoto y siguiente tsunami en Japón, más el problema radioactivo posterior se suman al terremoto de Nueva Zelanda y las graves inundaciones de Australia han dejado, prácticamente, en quebranto a las grandes compañías de seguros, entre las cuales se destaca el grupo inglés Lloyd's. Que ha debido hacer frente a reembolsos, en Chile tras el terremoto, por 1400 millones de dólares. Y estamos hablando de un país de la periferia y donde su presencia no es tan notable como los casos antes mencionados.
La Comunidad Económica Europea sigue presionando a Islandia para que pague a los especuladores ingleses y holandeses que habían puesto su dinero en Icesaved y que dio quiebra el año pasado. El parlamento islandés, obediente a Europa porque quiere ingresar en la Comunidad, estipuló los pagos de 3500 millones de euros a estos fondos especulativos con nuevos préstamos que deberían pagar el pueblo entero, pero el presidente vetó la decisión, forzando un referendo. El 93% de los islandeses se negó a volver a pagar para salvar a sus bancos (en 2009 ya habían nacionalizado las deudas de los 3 bancos más grandes que habían quebrado quedándose con los ahorros de todos los habitantes de la isla).
El parlamento volvió a insistir con el pago, el presidente volvió a vetar y es en abril que se hará el nuevo referendo ante la incertidumbre sobre el resultado, ya que la campaña proeuropea es muy fuerte.
Muy buen análisis, Mariano, con muchos factores, a los que se podría incluir la previsible crisis alimentaria motivada por el cese de exportaciones agrícolas de Rusia y China debido a sequías e inundaciones, y el alza de los precios en los mercados por especulación financiera.
ResponderEliminarYa me parecía estar tocando demasiados temas en un solo artículo... siempre me queda la sensación de no decir todo lo que hay para decir. Imagino que es inabordable, de tan grande el aspectro. En fin, vamos aportando. Un abrazo y gracias por la reproducción!!!!
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